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De un tiempo a esta parte hemos visto a jugadores encerrarse en sus vestuarios o en el Ayuntamiento; sentarse o arrodillarse al comenzar un partido; desnudarse, tocar en el metro, limpiar coches, vender pañuelitos de papel, entrenar en la calle de su presidente... todo para reclamar algo que les es lícito: su sueldo.Algunos equipos se ven abocados al descenso -CD Logroñés, Granada 74...- pero hay otros que cumplen en el último instante gracias a la llegada de un 'salvador' con forma de patrocinio. En muchas ocasiones son los gobiernos regionales quienes acuden al rescate.
Los inexistentes contratos televisivos, la falta de patrocinadores importantes, los minúsculos ingresos por taquilla y los elevados gastos que genera un equipo de fútbol forman un cóctel que hace que cada vez más equipos de 2ªB y Tercera protagonicen imágenes como las que se pudieron ver el pasado fin de semana cuando los jugadores del Jaén se arrodillaron al iniciar su encuentro para 'recordar' a sus directivos las dos nóminas que se les adeudan.
Difícil solución
La creación de un órgano regulador independiente y la concienciación de clubes que viven por encima de sus posibilidades son algunas de las soluciones para que no se repitan momentos tan desagradables como los vividos el pasado domingo.
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